by Lisa Haney

miércoles

LA DEPENDIENTA DEL BERSHKA, un poema de CARMEN RAMOS

La dependienta de Bershka
no sabe quien era Nirvana
ni por qué Kurt Cobain se quitó la vida
en una buhardilla un día de lluvia.

Aunque mañana tiene que colocar
en la primera batea a mano derecha
una pila de camisetas con su logo,
ella no sabe quien era Nirvana.

No le suena de nada.
Pone cara de póquer cuando le pregunto
y ataca por el interfono:
"Vanessa tu conoces las referencia de la camiseta de..."
Y me interroga con la mirada
y yo le repito "Nirvana"
y le apunto que es blanca y negra
y me pregunta la talla.

Y yo me pregunto si no sabe
que aquel verano bailar "Lithium"
 - con los ojos cerrados,
con aquel vestidito de florecitas -
una y otra vez, una y otra vez
hasta que me dolían los pies
- más que el alma,
más que el mismo dolor -
era la única playa habitable.

La dependienta de Bershka
me da la camiseta.
Doce euros me dice la cajera.

Y yo me llevo la revolución
-perfecta y doblada -
en una bolsa de plástico. 


Carmen Ramos

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